La Nacionalidad Kichwa de la Amazonía comprende dos pueblos que
comparten una misma tradición lingüística y cultural: el pueblo
Napo-Kichwa y el pueblo Kichwa del Pastaza o Canelo-Kichwa.
Idioma
El idioma es el Runa Shimi o lengua de la gente; presenta diferencias
dialectales, con características propias y diferentes del Kichwa serrano
del cual es posiblemente originario.
Entre las variedades dialectales más importantes se encuentran las
siguientes: en Napo, el dialecto del Bobonaza que se habla a lo largo de
los ríos Bobonaza y Puyo. El dialecto Tena, que se habla en Tena,
Arajuno, Ahuano, que tiene mayor relación con el Kichwa serrano. El
dialecto Limoncocha, hablado por quienes se asientan bajando los ríos
Napo y Suno.
Su segunda lengua es el castellano, empleado para la relación con la
sociedad blanco-mestiza. En algunas comunidades, además, se habla
también el Shuar, dada la interrelación que mantienen con esta
nacionalidad.
Ubicación y territorialidad
Geopolítica
Los Kichwas del Napo se asientan en las provincias de Napo, Orellana y
Sucumbíos, en las cuencas de los ríos Napo, Aguarico, San Miguel,
Putumayo y en zonas urbanas de sus capitales provinciales Tena, Puerto
San Francisco de Orellana [Coca] y Nueva Loja, así como en territorio
peruano y colombiano. En la margen izquierda del río Napo limitan con
territorio de la nacionalidad Huaorani.
Los Kichwa del Pastaza o Canelo-Kichwa: Provincia del
Pastaza, cantón Pastaza, parroquias Puyo, Canelos, 10 de Agosto, Fátima,
Montalvo, Río Corrientes, Sarayacu, Tarqui, Tnte. Hugo Ortiz y
Veracruz; cantón Mera, parroquias Mera y Madre Tierra; cantón Santa
Clara, parroquia Santa Clara; cantón Arajuno, parroquias Arajuno y
Curaray.
Territorio/Tierras – Legalización
No existen datos exactos sobre el territorio de los Kichwa de la
Amazonía. Como consecuencia de la gran marcha realizada por los pueblos
indígenas del Pastaza en 1992, se les adjudicó 1 115 000 has. Se calcula
que faltan aproximadamente 1 569 000 has por legalizar en Napo,
Sucumbíos y Pastaza.
En el Napo las comunidades enfrentan problemas de escasez de tierras
para las nuevas familias jóvenes. Pocas disponen de reservas comunales
para ser otorgadas a las nuevas familias, lo cual ha presionado para que
los jóvenes demanden la parcelación de las tierras, con la finalidad de
tener títulos familiares.
